Empecé como peón. He dicho en muchas ocasiones lo perdido que estuve al principio.
No tenía conocimientos, ni experiencia pero poco a poco fui aprendiendo de mis compañeros hasta que empecé a soltarme y empecé a aplicar mi creatividad encofrando. En aquel momento, cuánto me habría facilitado las cosas una herramienta así, como el Manual del Encofrador.
Poco a poco, aprendiendo de los demás, fui creciendo como encofrador y cogiendo confianza en el oficio. Probando métodos y técnicas diferentes continuamente.
He cometido muchísimos errores durante mi trayectoria, se me han movido muchos encofrados, que me han servido para aprender un montón.
A día de hoy, como encargado de obras, me toca dirigir equipos de trabajo en las construcciones que hacemos.
Muchas veces nos toca encofrar estructuras de hormigón que seguimos creando con dedicación y pasión.
Por lo tanto, aunque haya sido instintivamente, me siento muy afortunado y orgulloso de seguir los pasos de mis antecesores y compartir su amor por la construcción.